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14 sept 2025
21:00
El boom de precios internacionales de la plata, el zinc y el oro no solo llena de expectativas a los productores legales, también alimenta la ambición de grupos clandestinos que saquean socavones enteros. En Potosí, el juqueo —el robo de mineral— vive una escalada sin precedentes.
Hoy, la plata supera los 42 dólares la onza troy, el zinc alcanza 1,26 dólares la libra fina y el oro roza los 3.644 dólares la onza. Un cóctel irresistible que transforma a los yacimientos en verdaderos botines criminales.
Mafias bajo tierra
Mientras los mineros perforan con sudor las entrañas del cerro, los jucus entran a oscuras, en grupos de dos, seis y hasta diez o más personas, para extraer de manera rápida e ilegal el mineral.
En algunos casos, las bandas se atreven a operar a gran escala. El 7 de septiembre, la FELCC interceptó tres volquetas cargadas de plata y zinc robado, evidencia de un negocio que mueve cifras millonarias.
Pero el riesgo cobra vidas. Dos jóvenes, de 25 y 30 años, murieron intoxicados por bochorno (gas de mina) cuando intentaban sacar mineral de forma clandestina en la Cooperativa Minera Unificada. La ambición terminó sepultándolos en el mismo lugar donde buscaban fortuna.
Golpe policial
El 30 de julio cayó una de las mayores redes de jucus en Potosí. Seis personas, entre ellas un menor de 16 años, fueron aprehendidas durante una serie de allanamientos en barrios de la ciudad. La Policía secuestró mineral de alta pureza, valuado en más de 400.000 bolivianos, además de vehículos utilizados para transportar el material robado.
El juqueo no es un hecho aislado, ya es parte de una economía paralela que convive con la formalidad minera. Cooperativas y empresas son las más afectadas, pero detrás de este ilícito se extiende una red de comercialización en la que figuran actores con fachada legal, como las llamadas empresas “rescatiris”, que compran mineral de origen dudoso.
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